El 9 de noviembre de 1989, tras la apertura de fronteras, se demuelen de manera simbólica los primeros ladrillos que desde 1961 ejercieron de barrera física e ideológica y que dividieron el este y el oeste de la ciudad de Berlín durante 28 años. Tres días antes de Navidad, la puerta de Brandemburgo abre sus puertas y con ello la entrada del país al mercado capitalista, con su parte del Este adoptando la moneda occidental y dando por concluida en noviembre de 1990 la reunificación formal alemana. Los ecos del fin de la Guerra Fría se hacen palpables también en la programación de la 38º edición del Festival de San Sebastián, acogiendo el estreno mundial de la película colectiva Im Glanze dieses Glückes (En el resplandor de la felicidad) en la sección Zabaltegi.

Realizada por el colectivo Brick ins Land [Una mirada al país], compuesto por los artistas Tamara Trampe, Johann Feindt, Helga Reidemeister, Jeanine Meerapfel y Dieter Schumann, provenientes de ambos lados del muro, la película registra en tiempo presente el nuevo rumbo de un país, pero también el fin de una era, dejando que la retórica política, y en ocasiones, el humor, se combinen alternando imágenes de una subasta del Muro con confesiones de miembros de la Stasi. Como representantes del colectivo, viajan a San Sebastián Helga Reidemeister, de la RFA, y Tamara Trampe, de la RDA, inmortalizando en la revista oficial del certamen su pensamiento crítico en torno al proceso de reunificación.

Tomando como referencia la frase de Berthold Brecht sobre la delantera que debían tomar los artistas ante cualquier acontecimiento, Trampe y Reidemeister definían a su colectivo cultural con un espíritu de unión que les había permitido en tiempos de incertidumbre cruzar la barrera simbólica del muro a través de sus creaciones. Si bien no dudaron en mostrar su rechazo a las formas en las que se había dado el proceso de reunificación, “ha sido algo parecido a una liquidación de saldos, como hubiera hecho un pequeño Estados Unidos”, ambas se mostraron entusiastas en torno a la posibilidad de un cine que no se dejara afectar por estas formas de “absorción”. Como gran contenedor de memorias, la revista también registra la vertiente teórica del grupo: un extracto del manifiesto que el colectivo había redactado y que se publicó en la víspera de la clausura del certamen.

La obra de Helga Reidemeister abarcó música y sindicalismo (Lokomotive Kreuzberg, 1975), movimiento estudiantil y militarización de ultraderecha (Aufrecht gehen. Rudi Dutschke-Spuren, 1980) y el movimiento internacionalista de las Mujeres de Negro (Frauen in Schwarz, 1997), entre otros. Por su parte, Tamara Trampe abordó la memoria como eje central de su obra, con películas como Der schwarze Kasten (1992), Wiegenlieder (2010) o My Mother, a War and Me (2014) y diversificó su producción artística especialmente en el campo de la dramaturgia, con más de cincuenta proyectos cinematográficos y teatrales culminados. En el San Sebastián de 1990, con las heridas recién reabiertas y un manifiesto compromiso político y artístico, se dieron cita dos de las voces más imprescindibles en el campo del cine documental y militante.