Desde sus inicios, los festivales de cine han cultivado una manera de posicionarse internacionalmente mediante la distribución exterior de materiales publicitarios e informativos. Durante años, el intercambio de catálogos con otros certámenes respondía, principalmente, a intereses comerciales y diplomáticos. Sin embargo, en ocasiones, también han sido una herramienta para la transmisión de conocimientos y la confección de redes colaborativas.

El catálogo del archivo del Festival de San Sebastián registra una muestra fecunda de este mecanismo: al menos desde 1987, el Festival Internacional de Cine de Mujeres de Créteil había enviado sus programas de mano al certamen donostiarra, a la vez que solicitaba información sobre la producción de cine realizado por mujeres en el ámbito estatal. Fruto de este intercambio sería la participación pionera en el certamen francés del primer largometraje de ficción dirigido por una cineasta vasca: tras su estreno en la sección Zabaltegi, Ana Díez competiría con su película Ander eta Yul (1988) en la sección oficial de la undécima edición del Festival de Créteil, siendo, además, la primera vez que se escucharía el euskera en las pantallas de la ciudad francesa.

El Festival Internacional de Cine de Mujeres de Créteil, fundado en 1979 por la profesora Jackie Buet y Elisabeth Tréhard, entonces directora del centro de acción cultural Les Gémeaux, había nacido para enfrentar las desfavorables cifras de participación de las mujeres en la industria cinematográfica, al albor de un contexto internacional muy reducido en cuanto a espacios de programación feminista. Explorando las iniciativas existentes en otros lugares, descubrieron que en 1972 se había celebrado en Nueva York el primer festival internacional de cine feminista y que un sindicato llamado Women in Film apoyaba la producción cinematográfica mediante asociaciones y patrocinios. Las únicas acciones emprendidas en Francia en aquel momento eran las de la Asociación Musidora, que había organizado en 1974 el primer gran encuentro de cine realizado por mujeres en el Musée d’Art Moderne. Las integrantes de este colectivo cinematográfico feminista asesorarían, además, a la Asociación de Mujeres de Donostia en la programación del primer ciclo de cine realizado por mujeres del Festival de San Sebastián en 1978, un año antes de la fundación de Créteil.

Tal y como recoge el programa de mano de la edición de 1989 del Festival de Crétéil, además de Ana Díez y otros nombres a competición como Ulrike Ottinger, Barbara Trent o María Novaro, cabe destacar la programación de dos focos retrospectivos dedicados a Delphine Seyrig y Liliana Cavani –que había participado en 1961 con su cortometraje La Battaglia en las II Jornadas Internacionales de Escuelas de Cinematografía del Festival de San Sebastián– y de un ciclo dedicado al cine de la diáspora, Imágenes de Mujeres Negras, cuya presentación estuvo a cargo de Angela Davis, figura esencial en la lucha del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.